COMO ROBBIE ME ROMPIO EL CORAZON DOS VECES
Algo horrible iba a ocurrir en Río
All Saints habíamos estado en Méjico y Argentina y estábamos volando hacia Brasil, cuando miré por la ventanilla del avión había una enorme tormenta. Vi caer un rayo y tuve un horrible presentimiento. Empecé a temblar. La Relaciones Públicas de la discográfica se sentó a mi lado. Robbie Williams es un tipo encantador, dijo, tienes mucha suerte de estar prometida con él. Si,dije, soy muy feliz. Dije esas palabras, pero no me las creía. Cuando volvimos al hotel, fui derecha a mi habitación y la luz de mensajes de mi teléfono estaba parpadeando. Sabía que era de Rob y me daba miedo oírlo. Soy yo, decía Rob, llámame. Podía notar en su voz que algo no iba bien. Estaba bien cuando le había dejado seis dias antes, y estaba bien anoche cuando hablamos por teléfono, pero ahora
Marqué el número de Rob en Inglaterra. ¿Qué pasa?, le pregunté. No nos vemos lo suficiente,dijo Rob. Creo que deberíamos terminar nuestra relación. Estamos prometidos, dije, ¿significa eso algo para ti?. Si, dijo Rob, Significa algo. Pero estoy confuso. Sabía que algo iba a pasar. Eso fue todo lo que pude decir: Lo sabía. Yo me mantuve muy tranquila y no grité. Rob había tomado una decisión, no había más que hablar. ¿Eso es todo?, le pregunté. Su voz sonaba muy baja. Si, es todo. Colgué el teléfono y empecé a llorar y a gritar. Nos quedaban cinco dias en Brasil antes de irnos a casa. ¿Cómo podía hacer eso cuando yo estaba tan lejos y con tanto trabajo? ¿Por qué no había esperado hasta verme?. Yo estaba llorando tan alto que las otras me oyeron y vinieron a la puerta. ¿Qué pasa?, yo no quería decírselo. Ellas querían a Rob y veían nuestra relación, con todos sus altibajos, como algo especial. No podía soportar que todo el mundo supiera que se había acabado. Yo no quería hablar ni abrir la puerta. Y cuando me senté allí llorando, pensé en el bebé al que había renunciado, el bebé de Rob, después de abortar a un niño que quería desesperadamente conservar. Ahora también había perdido a Rob. Enfadada, desesperada, aterrorizada, el dolor era tan agudo porque sabía que era yo la que había borrado como una imbécil la línea que separaba mi vida personal y la banda. Era una marioneta que nunca hacia lo que quería hacer. Había un cementerio en mi vientre, y era por mi culpa. Bang! Bang! Bang!... Los golpes en la puerta de mi habitación continuaban y al final la abrí. Cuando Nat, Mel y Shaznay me abrazaron, empecé a llorar más. Estaba afectada por el desfase horario y por el shock. Shaznay fue al mini bar y me sirvió un trago. Ninguna sabía que hacer. Les llevó una hora enterarse de lo que había pasado porque yo se lo iba contando a trozos. Lo único que pensaba era: Tengo que trabajar cuando lo que quería era estar en casa escondida bajo el edredón. Eran las dos de la tarde y no trabajábamos hasta el dia siguiente. ¿Podemos ir al bar del hotel?, pregunté. Quiero emborracharme. Me quité mi anillo de compromiso. Rob me lo había dado una mañana de verano a las 5 de la madrugada después de que yo acabara de llegar de Japón y hubiera ido derecha a su casa. El estaba en la cama y yo entré de puntillas y a continuación sentí como se revolvía. Se levantó de la cama y se puso de rodillas. ¿Te casarás conmigo?. Si, dije, Si, lo haré. Tenía un precioso anillo para mi, antiguo, con diamantes tallados como esmeraldas. Era demasiado grande, pero me lo puse de todas formas. Ahora me había quitado el anillo y me había quedado una marca blanca alrededor del dedo. No podía quitármela y era como si me dijera: Estabas prometida con Rob y ahora ya no lo estas. El bar estaba cerrado así que acabamos en el sitio donde vendían bocadillos. Junto con Nat, nuestra asistente Shiara Juthan y nuestro representante de la gira Johnny Buckland, me emborraché con tequila. Tomé 20 copas en dos horas. Me sentía fuerte y descuidada y totalmente diferente de cómo yo era. Estaba intentando olvidarme de todo. Estaba muy enfadada con Rob y aterrorizada ante la idea de tener que hacer entrevistas y actuar al dia siguiente, había tanta gente que contaba conmigo. Quería que todo desapareciera. Quiero ir a dar un paseo por la playa Eran las cuatro de la tarde. El sol brillaba, la playa estaba desierta. Empezamos a pasear pero yo me quedé atrás. Todas siguieron adelante. Todo es culpa mía. Todo es culpa mía. No podía quitarme esas palabras de la cabeza. Me volví hacia el agua y empecé a caminar dentro del océano. Me preguntaba como sería sumergirme completamente. Solo tenía que seguir caminando. Nicole, me gritó Shiara. Corrió dentro del mar y me sacó fuera. ¿Qué estas haciendo?, me preguntó. Voy a seguir andando. Parecía muy fácil. Simplemente poner un pie delante del otro. Luego otra vez las lágrimas. Estaba lejos de casa, lejos de cualquier cosa que pudiera consolarme. No había respuestas para nada, mi vida era un desastre. Shiara me llevó de vuelta al hotel. Tenía la ropa mojada, así que fui a mi habitación. No había ningún mensaje de Rob. No podía quedarme allí, esperando sin que me llamara. Tenía el corazón destrozado. Volví al bar y me tomé algunas copas más. Me daba todo igual. No me importaba nada. Cuando Shaznay y Mel se fueron a la cama, yo me quedé con los otros. Todavía seguía bebiendo a las 7 de la mañana y las primeras entrevistas iban a comenzar a las dos de la tarde. Volví a mi habitación. Me sentía como un zombie, pero no podía dormir. Me iba a explotar el corazón. A las 2 de la tarde Shiara llamó a mi puerta. ¿Estas bien?, preguntó. No he podido dormir. Tienes que comer algo, dijo. Tienes que hacer las entrevistas abajo en la piscina. ¿Comida?, solo pensar en ello me revolvió el estómago. Sopa de tomate, dije, Creo que podría comer eso. Shiara me trajo la sopa e intenté comer algo, pero la mezcla de alcohol y dolor me había revuelto el estómago. Deja que me quede aquí un poco más, dije. Me reuniré con todos vosotros abajo en la piscina. Rob, la resaca, la culpa era una mezcla mortal. Me puse unos vaqueros y me miré en el espejo. Me miré en el espejo. Parecía una cría vestida de payaso. Tenía la cara demacrada, los ojos hundidos. Me recogí el pelo. Siempre he sido muy cuidadosa con mi aspecto, pero aquel dia me encontraba tan mal que no me importaba. Me puse unas gafas de sol grandes y bajé a la piscina. Tenía la sensación de que no era yo la que caminaba por el pasillo y bajaba en el ascensor. Mi cuerpo lo hacía, pero yo no estaba allí. Las chicas y diez periodistas brasileños estaban sentados alrededor de una gran mesa de plástico blanco. Hola, dije, llego tarde pero es que no me encuentro bien. Me senté, miré las caras de cada uno de los periodistas alrededor de la mesa, luego empecé a llorar y corrí de vuelta a mi habitación. Mirad lo que me ha hecho Rob, eso era todo lo que podía pensar sentada sola en mi habitación llorando. El me había convertido en un monstruo. Llamé a Rob. Le dije que le odiaba. Eres lo mejor que te ha pasado jamás(1), grité. Rob estaba muy callado, él odia la confrontación. Colgué el teléfono sintiéndome un poco mejor. En el espejo mis ojos se veían hinchados y rojos. Me sentía fea y rechazada. Tenía que hacer un show. Fui al estudio de televisión con los mismos vaqueros tan poco favorecedores. En cuanto salimos del coche nos rodearon los fans. Chicas guapas y bronceadas con poca ropa. Yo me sentía espantosa. Nicole, me llamó una de las chicas con un ingles muy malo. Solo quiero que sepas que tienes mucha suerte de estar con Robbie. El contraste no podía ser mayor el desastre que era mi vida y la forma en que el mundo me veía. A ellos les parecía que yo lo tenía todo todo lo que podría hacer sus vidas maravillosas y completas. En realidad yo no tenía nada: una banda que odiaba y ahora me había dejado el hombre al que amaba. En el backstage, cada una de nosotras tenía un maquillador diferente. Me senté allí como una muñeca, mientras una mujer con el pelo naranja trabajaba en mi cara. Una esponja de maquillaje sucia, las mejillas como las de la tía Sally que parecían grandes manzanas rojas, sombra de ojos naranja. Me pintó las cejas de marrón claro y me pintó una raya azul alrededor de los ojos. Sin máscara de pestañas. Melanie vino, me miró y empezó a reírse. Luego todas vinieron a mirarme. ¿Quieres que te lo cambien?, me preguntó Shiara. No, dije, me trae sin cuidado. Yo quería aparecer delante de las cámaras tan horrorosa como me sentía por dentro. En medio de esta maquinaria de locura que nos rodeaba, era la forma de sentirme real. Mirad, le decía mi cara grotescamente pintada al mundo, estoy sufriendo. El resto del tiempo que estuvimos en Brasil no comí. Estaba adelgazando, tenía un aspecto horroroso. No quería dormir sola, así que siempre estaba en la habitación de Nat o en la de Mel. No quería saber si Rob me había llamado o no no hubiera podido enfrentarme a la decepción. En el vuelo a casa Natalie trató de consolarme lo mejor que podía. No pienses en él, Nic, me aconsejó sabiamente. Lo que te ha hecho no tiene perdón. Dos dias después de volver a casa desde Brasil estábamos actuando en la playa en Blackpool para Capital Radio. Estaba lloviendo y en el periódico había una foto de Rob en el sur de Francia rodeado de chicas y guiñando un ojo a la cámara. Hicimos un montón de entrevistas ese dia para televisiones infantiles y oculté la verdad sobre Rob y yo en todas ellas. Cuando volvía había un mensaje del compañero de habitación de Rob, Charlie. Solo quiero que sepas que Rob te quiere, dijo. Quince minutos más tarde llamó Rob. Es verdad, dijo. Le he echado la bronca a Charlie por llamarte, no es asunto suyo, pero es verdad que te quiero. Yo no dije nada. ¿Has visto las fotos en los periódicos?, preguntó. Si. No es verdad, dijo Rob. Nada de lo que dicen. Te echo de menos Yo también le echaba de menos. Quiero verte, dijo Rob. Yo también quería verle. Está bien, dije. Fuimos a mi restaurante japonés favorito, Nobu, y comimos un montón de sushi y nos emborrachamos. Luego fuimos a otro sitio y nos emborrachamos más. La prensa nos pilló a la salida conmigo en la espalda de Rob. Volvíamos a estar juntos. Nunca supe por qué Rob había roto conmigo, por eso volví con él. Era como un final insatisfactorio para un amor que había sido muy especial, muy grande. Cuando me dijo que se había acabado, una parte de mi no lo aceptó. No tenía ningún sentido. Poco después, Rob me pidió otra vez que me casara con él, esta vez en la parte trasera de un coche. Íbamos de camino a la fiesta de unos amigos en el East End de Londres. Dije que sí pero en mi corazón sabía que las cosas no iban bien. Los problemas con la banda estaban pasando factura. Y yo luchaba por entender porqué, a pesar de todo, Rob se sentía tan completamente solo. Lo más doloroso de todo era saber que yo no podía ayudarle. Fui con él a ver a un consejero. Incluso fui a Alcohólicos Anónimos por él. All Saints acababa de encender las luces de navidad en Regent Street y estábamos actuando en el Show de Exitos de Pepsi cuando, de nuevo, tuve la premonición de que mi relación con Rob estaba a punto de acabar. Estaba charlando con un amigo en la zona del bar cuando me dio un vuelco el corazón. Las manos se me quedaron heladas. Estaba teniendo un ataque de pánico. Sabía que tenía que ver con Rob. Tan pronto como salí le llamé.
Voy de camino a casa. ¿Va todo bien?. Si, dijo Rob, todo va bien. Pero yo sabía que no era así. El sentimiento era tan fuerte que no quería volver a casa. Cuando llegué subí las escaleras. ¿Qué tal te ha ido el dia?, me preguntó Rob. Genial. Nic, tengo que decirte algo ¿Qué? Creo que deberíamos romper. Lo sabía. ¿Por qué? No es por tu culpa, dijo Rob. Es culpa mía Esta vez me voy a ir y no voy a volver De hecho volvimos a estar juntos una última vez cuando Robbie dio un concierto en Ámsterdam y yo volé allí para estar con él. Me compró mil rosas rojas y las dejó para mí en la habitación del hotel. Una vez más pensé que teníamos una oportunidad. Volvimos a estar juntos durante dos semanas y fuimos todos a casa de mis padres para la cena de navidad. Rob había estado de juerga la noche antes y no era capaz de comer. Le encubrí lo mejor que pude, comiendo de su plato. Después de comer fuimos todos al pub que estaba doblando la esquina en Belsize Park. Rob acabó muy borracho. De vuelta en mi casa, tuvo un ataque de pánico y se volvió loco. Para, dije, Me estas asustando.Esta bien,dijo Rob, Me voy. Era la noche de navidad. Fuera nevaba mucho. No había taxis. No pensé que hablara en serio. Si sales por esa puerta,dije, no vuelvas. Rob se fue. No supe nada de él. Al dia siguiente había fotos de él en los periódicos. Se había desmayado en el vestíbulo de un hotel y algunos de los que habían pasado por allí habían pensado que sería divertido cubrirle con espuma de afeitar y pasta de dientes y luego llamar a la prensa. Para mi eso fue el colmo. Algo en esas fotografías y en la forma en que se había comportado en navidad me hicieron darme cuenta de que mi relación con Rob nunca iba a funcionar. Ese era el final. Llamé a su casa. Voy a ir a recoger mis cosas, dije. No quiero verte más. Esto ha ido demasiado lejos. Cuando llegué a casa de Rob, él todavía estaba bebiendo Guiness ahora. Recogí mis cosas y me fui. así es como funcionan las cosas conmigo. Vuelvo y vuelvo demasiadas veces y luego algo dentro de mí se rompe. Este es mi turno de decir que no y yo siempre lo digo en serio. Esta ruptura fue diferente a las otras. Yo era más fuerte. Me había hecho a la idea de que las cosas no funcionaban. Yo quería a Rob, pero nuestra relación siempre estaba al borde del final. Nunca podía relajarme con ella. Le echaba de menos, pero sabía que mi decisión era la correcta. Hay algo que nunca entendí acerca de Rob en un momento él podía estar enamorado de mí, y al siguiente habíamos terminado. La gente que necesita que la cuiden es mi debilidad y yo me sentía maternal hacia Rob. Pero la vida con Rob era como una montaña rusa. El siempre decía: No es culpa tuya. Siento hacerte daño Pero nunca hablábamos de ello. Hoy es el dia en que todavía no sé porqué su amor aparecía y desaparecía o la verdadera razón por la que terminó nuestra relación. En las semanas que siguieron a nuestra ruptura, repasé nuestra relación y me di cuenta claramente del papel que había jugado el aborto. Rob dijo que teniendo aquel bebé yo estaba salvando su vida, al abortar yo había traicionado su confianza. El hecho de que la compañía de discos me hubiera manipulado y controlado tan fácilmente tuvo que ser muy decepcionante. Cuando Gene, mi hijo con Liam Gallagher el cantante de Oasis, nació, pensé que Rob me llamaría, pero no tuve ninguna noticia de él. Sé que el pensar en Gene y en mi tiene que dolerle pero el nacimiento de mi hijo fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Y os lo contaré todo sobre ello, y sobre la clase de padre que es Liam realmente, al final de esta semana.
Esta ha sido mi lectura de hoy, este texto traducido está extraido de la website http://foro.takethatspain.com
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